Vaclav Nijinsky |
En Suiza, en 1919, en un salón del hotel Suvretta de Saint Moritz, Vaclav Nijinsky bailó por última vez.
Ante un público de millonarios, el bailarín más famoso del mundo anunció que iba a danzar la guerra. Y a la luz de los candelabros, la bailó.
Nijinsky giraba en furiosos torbellinos y se desprendía del suelo y en el aire se partía y al suelo caía, fulminado, y se revolcaba como si fuera de barro el piso de mármol y otra vez se echaba a girar y subiendo se rompía, una vez y otra y otra, hasta que por fin ese resto de él, ese mudo alarido, se estrelló contra la ventana y se perdió en la nieve.
Nijinsky entró en el reino de la locura, su tierra de exilio. Nunca volvió.
[Eduardo Galeano]
[Eduardo Galeano]