enero 13, 2016

ASPIRANTES: LAYIN, ¿EL IMBATIBLE?





ASPIRANTES*: LAYIN, ¿EL IMBATIBLE? 

Cuando el 7 de junio del 2015 los conteos preliminares daban a Jaime Rodriguez “El Bronco” un triunfo electoral de 22% (500,000 votos) sobre su más próximo competidor en las elecciones para elegir gobernador de Nuevo León, las alarmas se encendieron. Un candidato independiente había logrado romper el arraigado bipartidismo del segundo estado más importante del país.

Y en Nayarit, las alarmas no eran para menos, hacía un año Hilario Villanueva “Layín” sorpresivamente había sido nuevamente elegido alcalde de San Blas como independiente y si sus ya pretensiones sobre la gubernatura eran difusas y vagas, se volvieron reales, firmes y sobre todo alcanzables con los sucesos de aquel estado del norte.

Cuestionable en todos los sentidos desde incluso antes de ser alcalde por primer ocasión, Layin, como lo conocen todos, ha logrado sortear cuanto obstáculo se le ha puesto, desde gobernar sin ningún partido que lo postule, pasar por el en ocasiones agudo escrutinio de medios nacionales e internacionales, hasta sobrepasar las leyes electorales y subordinar al Congreso del Estado.

Pareciera que el fenómeno Layin es imbatible, no importa cuánto se le señale y se le cuestione, ese personaje que renació en el escándalo cuando en plena campaña para ser nuevamente elegido como alcalde de San Blas confeso haber robado “poquito” en su administración pasada crece día a día cada vez más, haciendo del escándalo y el gasto excesivo su hoja de ruta rumbo a las elecciones del 2017 en la que muy seguramente buscara ser gobernador.  

¿Cómo explicar el fenómeno? Lo más fácil es decir que ese pintoresco personaje de camisa azul con pelo en pecho y abultado bigote representa los anhelos de cambio y más precisamente el sentimiento hartazgo contra la clase política y los partidos políticos que han dominado la escena. Algo contradictorio en ese carismático alcalde pues es precisamente él quien representa lo más desdeñable de la clase política en su propia persona.

Confiesa haber robado y no poquito sino más de 20 millones de pesos según el órgano fiscalizador, reparte dinero en bolo que ocasiones raspa con la humillación a los grupos más vulnerables, hace de sus eventos proselitistas verdaderas fiestas populares donde abunda el “traguito, el taquito y el ruidito” sin rendir cuentas de donde sale el recurso para ellas, hace alarde de su machismo humillando públicamente a una dama y por la cual la CNDH solicitó amonestación, reparte 25 mil botellas de tequila en una de las entidades con más alcoholismo según el Consejo Nacional contra las Adicciones pero pareciera que nada lo detiene, ni su personalidad, ni su cuestionable administración en un municipio como San Blas donde continua su población hundida en la pobreza y en el abandono. 

Ideológicamente, Layin que pareciera no recorrerse a ningún lado, se ha mantenido siempre cercano al poder ya sea como aliado, como instrumento o como válvula de escape a cambio de inmunidad y favores,  aunado a su discurso de lo más  rustico y simplón en su forma y contenido, torna difícil adentrarse en lo que piensa este personaje sobre temas claves, sobre su plan de gobierno, sobre su postura frente a la administración actual o frente al Estado mismo. Sólo hay una cuestión seguro respecto a su actuar: Layin está buscando a toda costa, en una actitud populista, hacer de las clases más vulnerables, desprotegidas, empobrecida, abandonadas y con menor nivel académico su voto cautivo y duro para lograr ser gobernador.

Hilario Ramirez "Layin" saludando a
Jaime Rodríguez "El bronco", gobernador de Nuevo León
Pero comete un error táctico, porque aunque él y algunos periodistas pretendan paralelizar el fenómeno Layin con el de “El Bronco” de Nuevo León, las circunstancias son diametralmente opuestas.

A diferencia del Layin, “El Bronco” aún con sus mediáticos arrebatos de ranchero campirano tuvo una formación política dentro del PRI de más de 34 años, fue alcalde de uno de los municipios más importantes de Nuevo León con satisfactorios resultados en el tema de seguridad pública por los que sufrió dos atentados sumado a su cuestionamiento directo a la corrupción de la administración de Medina, lograron afianzarle la confianza y el apoyo de poderosos grupos empresariales que terminaron por financiar su campaña política.

Pero sobre todo, El Bronco utilizó un discurso contra un bipartidismo de centro-derecha (PAN-PRI) que había gobernado Nuevo León desde hacía varias décadas en las que no supieron imponer el estado de derecho sobre las organizaciones criminales que azotaban la entidad y que tuvo su momento álgido con la muerte de 47 personas en el casino Royale. Era, entonces, la seguridad pública la carta clave y probada de “El Bronco”, y con la que se ganó el voto de dos sectores claves para ganar cualquier elección: el voto de los jóvenes y el voto de la llamada clase media pensante.

Son precisamente estos sectores –los jóvenes y la clase media- los que no solamente más alejados están de Layin debido a su forma de hacer política, sino los que pudieran ser su mayor dolor de cabeza en su camino al 2017, y ganarse estos sectores le será difícil en estos momentos porque o nunca lo vieron, o lo dejaron de ver después de su bochornoso festejo de cumpleaños, como la esperanza, como el cambio o si quiera como un candidato netamente independiente.

Layin se equivoca de estrategia al querer llegar en hombros de un sector de la población que si bien gusta de sus discursos, de sus eventos, y de su cerveza, no gusta ni de políticos, ni de campañas, y mucho menos de votar a menos que sea acarreado por una maquinaria ya aceitada para que Layin tendrá los recursos pero, espero, no el tiempo para conformarla.

Por: Jaime Cervantes, Politólogo 

* Nota: Esta es la primera de una serie de artículos sobre los aspirantes a suceder a Roberto Sandoval en palacio de gobierno. 




noviembre 24, 2014

#AYOTZINAPA, PUNTO DE QUIEBRE.



#AYOTZINAPA, PUNTO DE QUIEBRE.



Por: Jaime Cervantes Valdez/ Estudiante Ciencia Política UAN.

En un país acostumbrado a los muertos, las masacres y la represión, resulta difícil creer que acontecimientos como los de Iguala, Guerrero aquel 26 de septiembre pudieran provocar un punto de quiebre en nuestro régimen político. Sucesos como los de aquella noche han ocurrido en México en bastantes ocasiones y en diferentes épocas, pero ¿Qué hace diferente este suceso de los demás?

El contexto y los actores: un atentado en plena democracia, contra estudiantes de una normal rural como la de Ayotzinapa -de donde emergieron guerrilleros como Lucio Cabañas-, donde el autor intelectual fue un alcalde emanado de la izquierda, los perpretadores fueron narcotraficantes coludidos con las fuerzas policiales, y los cómplices por omisión fueron un gobernador elegido también desde la izquierda y un presidente que por estrategia meramente electoral se mantuvo al margen en los momentos cruciales después de los hechos. Estas características inusuales, han provocado que desde la latencia, nuevamente haya surgido un movimiento social que le apuesta a cambios profundos en México, con la característica que es un movimiento netamente ciudadano donde ni los partidos, ni los sindicatos han tenido peso preponderante, sino que han sido organizaciones de la sociedad civil, colectivos y suma de individualidades lo que lo componen.

A la par del clamor de la presentación con vida de los 43 normalistas, se ha sumado la exigencia de la renuncia de Enrique Peña Nieto, que no es una exigencia cualquiera, es una exigencia real de los dos sectores de la sociedad que conforman el grueso de las protestas de los últimos dos meses: la pujante clase media y los jóvenes universitarios.  

Que sean estos los dos sectores sociales que más protestan no es de extrañarse, fueron ellos los que en menor medida votaron por el PRI en el 2012 y a la vez son los más golpeados por las medidas gubernamentales de los últimos dos años. Aumento de desempleo en jóvenes egresados de las universidades, escalada de aumentos en los impuestos para pequeños y medianos comerciantes, el no descenso de la inseguridad, el aumento en el precio del combustible, el aumento de la corrupción y los beneficios que nomás no se vislumbran producto de las reformas estructurales son problemáticas que han ido creciendo, hasta que sucesos como los de los estudiantes de Ayotzinapa,  provocaron que estallaran en protestas sociales en las que confluyeron una inmensa diversidad de reivindicaciones locales, nacionales e internacionales. Pero además, las protestas de las que hoy somos testigos, no nacieron de la nada, estas tienen como base las redes anteriormente creadas en movimientos como el #YoSoy132, la defensa de Wirikuta, La otra campaña, entre otras.

La serie de protestas sociales, en ocasiones pacíficas y en ocasiones violentas, que hemos visto crecer de forma exponencial, en cantidad y magnitud, desde el 2006, no son otra cosa más que la muestra el desgaste del sistema político en que vivimos y en la que los partidos políticos ya no son representativos de las demandas ciudadanas. La sociedad mexicana cada día más organizada, politizada, formada y comunicada gracias en buena medida a las nuevas tecnologías de la información ha estirado al límite la capacidad del estado, como prueba los sucesos acontecidos principalmente desde el 2012.

El movimiento social que hoy vivimos, sin lugar a dudas entrará en estado de latencia en unas semanas más sea cual sea el resultado, pero eso no significa que desaparezca por completo, sino que volverá a resurgir en el futuro ante una situación similar, con más experiencia, con más redes y con más capacidad política y de convocatoria.

Ante este escenario, el Estado Mexicano tiene dos opciones, la primera es la ya implementada campaña de miedo para desactivar la pujante pero a la vez siempre temerosa clase media que en momentos en que su patrimonio se pone en peligro recula, pero que tiende a organizarse en el futuro. Y la segunda, por demás necesaria y urgente, es una verdadera reforma del Estado en la que se tome realmente en cuenta a la ciudadanía con espacios para que está proponga y decida: verdaderas consultas ciudadanas, plebiscito, revocación de mandato, presupuesto participativo, candidaturas ciudadanas, flexibilización del sistema de partidos, contraloría ciudadana, reforma a la comisión de derechos humanos, entre otras más. De no darse esta válvula de escape, como si lo hizo Reyes Heroles en 1977, no nos sorprendamos de ver en el futuro un verdadero estado fallido.

Sea cual sea el resultado, los sucesos de Ayotzinapa, marcan un antes y un después en los movimientos sociales, en la organización ciudadana, y en la relación de ésta con el sistema y la clase política.


Pdt: En el microuniverso de la UAN también hubo movimientos, pero eso lo abordó en la siguiente entrega.  



marzo 31, 2014

LA VARIABLE DE #GÉNERO EN LA SELECCIÓN DE CANDIDATOS PRIISTAS... #NAYARIT2014



*Por Jaime Cervantes Valdez / Estudiante de Ciencia Política




Cuando en el año 1998 el Partido Revolucionario Institucional en Nayarit suprimió el dedazo del gobernador, para suplirlo con un proceso interno donde la militancia decidiera quien sería su candidato a gobernador que contendería contra el carismático candidato aliancista, Antonio Echeverría, nadie lo creía, aquel era un hito en la historia política local y  un preámbulo a las elecciones internas para elegir al candidato presidencial por el mismo instituto.

Los llamados procesos democráticos para seleccionar candidatos al interior del PRI en Nayarit, fueron constantes desde aquel momento y hasta el año 2005, año en el que esa mecánica de selección dio por resultado la ruptura del candidato que quedó en segundo lugar, y quien a la postre sería postulado por la izquierda, teniendo por desenlace una derrota de este en las urnas ante el candidato priista Ney González.  

Muchos de los actuales aspirantes a candidatos del PRI –principalmente los pertenecientes a grupos políticos adversos al gobernador, añoran y tienen la esperanza del regreso de aquellas elecciones internas para elegir a los candidatos para las próximas elecciones locales, porque sólo así, con la fuerza de la militancia, tendrían la oportunidad de sobreponerse al mismo dedazo aún existente en la vida política local.

Pero, todo indica que aquellas elecciones internas fueron sepultadas para no regresar, esto por su contradicción total con las reglamentaciones de cuota de género y paridad de género aprobadas por el congreso del estado para las próximas elecciones y la cual impone una distribución mínima de 40% para un solo género.

Así, llevar a todos los aspirantes a competir abiertamente en elecciones internas ya sea por voto directo de la militancia o indirecto a través de convenciones reales, traería como consecuencia la anulación de algunos candidatos elegidos por voto popular, tal como sucedió en el 2012 con el PAN a nivel federal, en la cual el TRIFE obligó al partido a bajar candidatos hombres elegidos democraticamente, para postular mujeres, y cumplir así con la cuota de género prevista por la legislación. En esa circunstancias, sería difícil mantener la unidad si existe la posibilidad de que a un legítimo ganador, se le arrebate el triunfo de tal manera.

Entonces caben las preguntas: ¿Cuál será el método de selección de candidatos en este instituto? ¿Qué método elegirá el PRI para elegir sus candidatos sin que exista la posibilidad de ruptura que beneficie a la alianza de facto PAN-PRD? Vamos más a fondo, y sin agraviar a las mujeres, pero ¿Existe un método democrático de selección de candidatos bajo estas nuevas circunstancias legales?

Dentro de los círculos al interior de este instituto, se empieza a hablar de la posibilidad de las encuestas como método de selección, pero ¿serán reales estas encuestas o sólo una medida engañabobos para seleccionar candidatos sin inducir resentimientos que desemboquen en rupturas?. Es de dudarse, y no solo por lo costoso e impráctico de levantar 198 encuestas para seleccionar candidatos a presidentes municipales, regidores y diputados, sino por las mismas razones de las elecciones internas ¿Qué sucederá si dichas encuestas arrojan como ganadores a más de un 60% de hombres? ¿Qué método se utilizará para decidir a quién se le impide ser candidato aun cuando eso suponga perder votos? O muy posiblemente esperan que mágicamente los resultados sean en una distribución de 60% hombres y 40% mujeres, esperando que los precandidatos no duden de la veracidad aun cuando en ocasiones sean desconocido o desconocidas los triunfadores.  

No se duda que el método anterior sea el que expongan ante los medios de comunicación, pero al interior, en la selección real de candidatos, quedan dos posibilidades, o la negociación política de los grupos al interior del PRI con doble dificultad de la vivida hace 3 años, puesto que ya no sólo es la variable de grupo, puesto que se debe sumar la variable de género, o el simple y viejo dedazo del gobernante en turno, donde arguyendo en principio a la costumbre de que a él le corresponde decidir en las elecciones intermedias, y de que debido a las circunstancias es mejor el poder monolítico designe a los y las candidatas.

Estamos en la antesala de las elecciones federales intermedias, será Nayarit y Coahuila centro de atención de todos los partidos políticos, lo peor que le pudiera ocurrir al PRI es caer debido a un juego que ellos impusieron y que pudiera acarrearles profundas divisiones al interior del partido, de cara a unas elecciones en la ya se ha configurado una alianza de facto entre el perredismo y panismo.

CONSIDERACIONES ANTES DE PARTIR:

*¿Dónde están las mujeres que no se ven y que deberán ocupar  cientos de candidaturas en todos los partidos políticos? Ya faltan semanas para iniciar los procesos de precampaña y todavía son hombres los que dominan la escena político electoral. Esta es una muestra de que los partidos políticos no han incentivado -como debe de ser- la participación activa y aspiraciones de la mujer al interior de los institutos. 

*Todo indica que serán muchas mujeres en las sindicadoras, y pocas o ninguna en presidencias municipales. Esto podría ser un revés para la mujer en ese nivel de gobierno.

*Se debe de estar atentos en donde colocan los partidos políticos a sus mujeres, si en bastiones o en regiones donde de antemano saben que serán derrotados. 

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Antes del linchamiento, una aclaración: esto no es un texto pro-hombre, lo que se pretende, es observar algunas dificultades para los partidos políticos, principalmente del el PRI, con las nuevas reglas electorales referente a la distribución por género



enero 21, 2014

LOS ESCENARIOS DEL PRD EN NAYARIT





Por Jaime Cervantes Valdez/estudiante Ciencia Política UAN

Qué razón tenía Marx cuando postulaba que la historia la historia se repite dos veces: la primera como tragedia, la segunda como farsa. En el 2014, al igual que en las elecciones locales del 2011, el Partido de la Revolución Democrática en Nayarit apostó hasta último momento por una alianza PAN-PRD para terminar, justo en la recta final, apareciendo sólo en las boletas electorales.


En aquel 2011, con una ardua campaña panista en la que se culpaba erróneamente a Guadalupe Acosta Naranjo -otrora precandidato a gobernador de la extinta alianza- de romper la alianza opositora, el PAN logró arrancar al PRD de miles de votos que fueron a parar a sus candidatos a la gubernatura y de paso a los candidato a otros puestos de elección popular que ese año se jugaban. El saldo fue un PRD no solo debilitado, sino derrotado, perdiendo las alcaldías de Huajicori, Acaponeta, Rosamorada y Tecuala, así como reduciendo el numero de diputados en su grupo parlamentario y claro, también su presencia en el ayuntamiento de Tepic cayendo a solo un regidor plurinominal.

Fue tanta la algarabía y esperanzas en aquel año por una alianza electoral PAN-PRD que al rompimiento de ésta, 3 meses antes de la elección, el PRD no tuvo un plan de contingencia ya no para crecer en lo electoral, sino siquiera para mínimamente retener su voto y sus posiciones políticas. Las preguntas ahora son: ¿Tiene el PRD un plan de contingencia ahora que si fueron ellos quienes rompieron la alianza? ¿La Comisión Política Nacional valoró correctamente las implicaciones electorales que tiene abortar una alianza que iba tan avanzada?

Dejando de lado el elaborado y trillado discurso de que esta era una “una alianza para terminar con la dictadura del gobernador priista” y observando la realidad como lo que realmente es: una alianza de partidos políticos buscando la supervivencia y el crecimiento electoral como institutos, en vísperas de acceder al poder político del estado, se puede percibir que en el rompimiento que se acaba de dar por mandato nacional, el mayor perdedor. Será nuevamente el PRD.

Ya no solo porque el PRD haya decidido abandonarla, sino por el trabajo de 3 años en el que el PRD local seguro de sí, dejó de hacer trabajo político en los municipios -incluido Tepic- en los que muy probablemente el candidato aliancista iba a ser panista. De igual forma, al interior del partido alabaron tanto la necesidad de una alianza entre sus militantes, que al abandonarla quedaron no solo como traidores ante los simpatizantes, sino ante su mismo voto duro. Porque azuzaron a las organizaciones sociales a que se unieran a la alianza y muy seguramente estas terminarán apoyando al único partido que no la traicionó. Porque perdieron identidad izquierdista. Porque los dirigentes perdieron credibilidad. Porque abrieron la puerta de su casa antes de tiempo y permitieron que el PAN tuviera contacto por un año con la estructura interna del partido, con los dirigentes, con los posibles candidatos, a los que muy seguramente veremos en las próximas elecciones vistiendo de azul.

Cierto también es, que el PAN pierde, pero pierde mucho menos que hace 3 años, hoy cuenta con el poder de nueve presidentes municipales que se mantienen firmes, con una bancada parlamentaria consolidada que seguramente le retribuirá fuertes candidatos a presidentes municipales, como el candidato para Tepic, ciudad que con una buena estrategia pudieran arrebatarla al PRI, pero el PRD no tiene de donde echar mano.

Hasta este punto, ¿Cuáles son los escenarios para el PRD en el proceso que ya está en puertas?.

El primero es irse sólo, implantar una estrategia para la búsqueda de candidatos con arraigo al interior del partido que pudieran retener el voto duro, principalmente en la zona norte del Estado.

El segundo escenario es la búsqueda de una alianza progresista con los Partidos del Trabajo y Movimiento Ciudadano que legitime su rompimiento con el PAN.

El tercer escenario, y por los comentarios en las redes sociales de algunos de los dirigentes perredistas, puede ser la buscada por la dirección local, es una alianza de facto con el PAN para las próximas elecciones. Haciendo uso de su atribución para designar candidatos, y previo un pacto de no agresión, la dirección local del PRD pudiera postular candidatos testimoniales en los municipios del Sur y la sierra del Estado, así como en la capital nayarita, para que estos no le resten votos a los candidatos panistas, y en contraparte, el PAN colocaría candidatos débiles en la zona norte –exceptuando Tuxpan y Ruiz- permitiendo que el PRD aglutine el voto útil anti-PRI. Para este último escenario se ocupa, ante todo, disposición y una gran confianza entre los los dos institutos partidistas.

Para finalizar, una pregunta más: Ante este nuevo escenario con un PRD desgastado ante la ciudadanía, ¿Al PAN le retribuye políticamente más una alianza de facto o irse totalmente sólo? Aquí veremos que el discurso anti-PRI no era más que solo eso, un discurso.



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